ENFERMEDAD GRANULOMATOSA DISEMINADA: UN DESAFÍO DIAGNÓSTICO PARA EL CLÍNICO

DISSEMINATED GRANULOMATOUS DISEASE: A DIAGNOSTIC CHALLENGE FOR THE CLINICIAN

Daiana García Sellanes  0000-0003-2576-3963,1 Joaquín Laines Figueroa  0000-0001-8858-94782

1 Doctora en Medicina, internista, asistente de Clínica Médica, Universidad de la República, Uruguay. Hospital Escuela del Litoral “Don Luis Galán y Rocha”, Paysandú, Uruguay.

2 Doctor en Medicina, residente de Medicina Interna, Universidad de la República, Uruguay. Hospital Escuela del Litoral “Don Luis Galán y Rocha”, Paysandú.

AUTOR  PARA CORRESPONDENCIA

Joaquín Laines. Tel.: (+598) 98-66-2052. Correo electrónico: joaquinlaines@gmail.com

Los autores manifiestan no poseer conflictos de intereses.

 

 

Resumen

La paracoccidioidomicosis es una micosis sistémica exclusiva de Latinoamérica causada por hongos dimórficos del género Paracoccidioides. Infrecuente en Uruguay, se vincula a la actividad forestal en el litoral norte del país. Las manifestaciones clínicas son inespecíficas, con afectación principal pulmonar, mucocutánea, ganglionar y/o visceral. Tiene tratamiento específico y el pronóstico es favorable si se diagnostica y trata de forma oportuna. Se expone el caso de un trabajador forestal con antecedente de enfermedad granulomatosa diseminada a nivel pulmonar que vuelve a ser internado en el contexto de un dolor crónico en el hemiabdomen derecho, lesiones ulceradas gingivales y repercusión general. El abordaje se realizó de forma multidisciplinaria, integrado por medicina interna, neumología, infectología, odontología, cirugía maxilofacial y anatomía patológica.

Palabras clave. Paracoccidioidomicosis, enfermedad granulomatosa crónica, infección diseminada por hongos, Uruguay.

 

Abstract

Paracoccidioidomycosis is a systemic mycosis only found in Latin America, caused by dimorphic fungi of the genus Paracoccidioides. Uncommon in Uruguay, it is linked to forestry activity in the country’s northern coast. Clinical manifestations are nonspecific, with primary involvement of the lungs, skin, and mucous membrane, lymph nodes and/or visceral organs. It has a specific treatment, and the prognosis is favorable if diagnosed and treated in a timely manner. We present the case of a male forestry worker with a history of disseminated granulomatous disease at the pulmonary level who was readmitted in the context of chronic pain in the right hemiabdomen, ulcerated gingival lesions, and general repercussions. The approach was carried out in a multidisciplinary fashion, integrated by internal medicine, pulmonology, infectology, dentistry, maxillofacial surgery, and pathological anatomy.

Key words. Paracoccidioidomycosis, chronic granulomatous disease, invasive fungal infection, Uruguay.

 

DOI: https://doi.org/10.61222/ram.v13i1.1120

 

 

 

Introducción

 

La paracoccidioidomicosis es una micosis sistémica endémica exclusiva de Latinoamérica, causada por hongos dimórficos del género Paracoccidioides. Infrecuente en Uruguay, se vincula a la actividad forestal en el litoral del país. Esta entidad también se conoce como enfermedad de Lutz-Splendore-Almeida en honor a sus primeros descriptores (1-3).

Puede presentarse de forma sintomática o subclínica y tener un curso agudo-subagudo o crónico, y este último es el más frecuente. Afecta principalmente a personas inmunocompetentes, con predominio en el sexo masculino, entre los 30 y los 60 años (1-3).

Se expone el caso de un trabajador forestal masculino con antecedente de enfermedad granulomatosa diseminada pleuropulmonar que vuelve a ser internado en el contexto de un dolor crónico en el hemiabdomen derecho, lesiones ulceradas gingivales y repercusión general.

 

 

Caso clínico

 

Un hombre de 43 años procedente de Paysandú, Uruguay, realiza tareas forestales en el litoral del país hace 20 años. Es un tabaquista intenso. Tuvo una internación en 2012 por disnea y repercusión general. Se efectuó una videotoracoscopia con biopsia pleuropulmonar, que reveló lesiones granulomatosas no necrotizantes. No se arribó a una conclusión diagnóstica etiológica y se abandonó el seguimiento.

Reingresó en 2024 por dolor en el flanco derecho de 3-4 meses de evolución, gravativo, con moderada intensidad y adelgazamiento de 10 kilos, sin fiebre, sintomatología respiratoria, alteraciones en tránsitos digestivos y urinario, lesiones de piel ni compromiso osteoarticular.

En el examen físico está lúcido, adelgazado (68 kg), con hemodinamia estable, apirético, normocoloreado. Presenta una lesión ulcerada gingival. No tiene adenopatías superficiales. En los exámenes cardiovascular y pleuropulmonar tuvo resultados normales. Presentaba dolor leve a la palpación del flanco derecho, sin irritación peritoneal. No se palpan visceromegalias.

En los estudios paraclínicos presenta: hemograma: recuento de glóbulos blancos con fórmula normal; hemoglobina: 13,5 g/dl, plaquetas: 296.000/mm3. Velocidad de eritrosedimentación (VES): 82 mm/h. Hepatograma: sin alteraciones. Lactatodeshidrogenasa: 218 U/l. Proteinograma electroforético: normal. Azoemia: 0,43 g/l, creatininemia: 1,14 mg/dl. Serología para VIH y lúes: no reactivos.

La radiografía de tórax reveló un infiltrado intersticial nodular bilateral. La tomografía computarizada toracoabdominal informó un patrón en “vidrio deslustrado” pulmonar bilateral y difuso, múltiples nódulos y micronódulos centrolobulillares y adenomegalias mediastinales. Glándulas suprarrenales sustituidas por nódulos sólidos hipodensos. Se observó un engrosamiento parietal del colon derecho y transverso (Fig. 1). La videocolonoscopia informó de una lesión ulcerada en el colon transverso, la cual se mandó a biopsiar.

 

Figura 1. Tomografía de tórax, corte axial. Patrón en “vidrio deslustrado” pulmonar bilateral, con múltiples nódulos y micronódulos centrolobulillares.

 

Dado el contexto del paciente y el compromiso pulmonar granulomatoso no necrotizante, se avanzó en estudios sobre la base de este razonamiento y el algoritmo de posibles etiologías.

Se solicitó panel inmunológico: anticuerpos antinucleares, anticuerpos anticitoplasma de neutrófilos y perfil de anticuerpos contra antígenos nucleares extraíbles, con resultados negativos. El suero de la enzima convertidora de angiotensina se determinó en 50 U/l. La calcemia fue normal. El cortisol aleatorizado se ubicó en un rango normal. Se efectuó una fibrobroncoscopia con lavado bronquioalveolar: sin lesiones endoscópicas. Estudio molecular de Mycobacterium tuberculosis, cultivo micológico y galactomanano: negativos.

La biopsia de la lesión gingival permitió objetivar levaduras multibrotantes compatibles con Paracoccidioides spp. (Fig. 2). Descartadas otras causas y ante dichos hallazgos histológicos, se inició el tratamiento con itraconazol en dosis de 300 mg por vía oral/día, y se continuó con 200 mg diarios.

 

Figura 2. Microscopia óptica. Giemsa 100x. Se observan levaduras extracelulares multibrotantes, que configuran la característica imagen “en rueda de timón”. Foto: cortesía de la Dra. Elisa Cabeza.

 

En la evolución se confirmó el diagnóstico mediante cultivo micológico, y se observó el desarrollo de colonias de Paracoccidioides brasiliensis. Recibió itraconazol durante seis meses, con evolución clínica y paraclínica favorable.

 

 

Discusión

 

Se expone el caso de un hombre inmunocompetente con una enfermedad granulomatosa diseminada micótica. El diagnóstico etiológico definitivo en este tipo de enfermedades suele ser un verdadero desafío dada la variabilidad e inespecificidad de las manifestaciones clínicas. En nuestro caso, el alto índice de sospecha fue la guía principal en la secuencia de estudios, sin caer en un sesgo de confianza, y se descartaron los diagnósticos diferenciales pertinentes.

P. brasiliensis es un hongo ascomiceto, anamorfo, con dimorfismo térmico. El género Paracoccidioides incluye el complejo P. brasiliensis (cinco especies) distribuido en zonas endémicas concretas y P. lutzii, sólo identificado en Brasil (1-3).

Se desconoce el nicho ecológico, teniendo preferencia por suelos húmedos y ácidos. La fase parasitaria es una levadura multinucleada, mientras que la fase filamentosa es la forma infectante. Está íntimamente relacionada con los antecedentes laborales, y se observa principalmente en trabajadores rurales, agricultores y leñadores (4).

En Latinoamérica existirían unas 10 millones de personas infectadas, de las cuales sólo el 2% presentará la enfermedad. Se han reportado casos fuera de las áreas endémicas sólo en pacientes que han visitado estas últimas. Al no ser una enfermedad de notificación obligatoria, se desconoce la prevalencia real.

En Uruguay, el primer reporte de paracoccidioidomicosis data de 1933. Actualmente, se reportan uno o dos casos por año en áreas del litoral del río Uruguay y el río Negro, lo que se traduce en una íntima relación del agente con la flora autóctona (5).

La vía de entrada es fundamentalmente respiratoria, y puede diseminarse a través del sistema fagocítico mononuclear a la mucosa bucofaríngea, los ganglios linfáticos, la piel o las vísceras (6).

La paracoccidioidomicosis puede observarse a cualquier edad, grupo étnico y en ambos sexos, pero en coincidencia con el caso analizado, predomina en hombres, con una proporción de 10:1, y entre los 30 y 60 años de edad. Existiría un efecto protector hormonal estrogénico de las mujeres en edad reproductiva (6).

Se describe una alta resistencia natural a la infección, y la inmunidad celular tiene un papel fundamental, con inflamación alveolar y formación de granulomas, aspecto anatomopatológico que motivó la sospecha en este caso. En personas inmunocompetentes, la paracoccidioidomicosis suele generar una infección subclínica y autolimitada, o puede permanecer en estado de latencia como planteamos en este paciente (7).

El período de incubación es muy variado, desde pocas semanas hasta 60 años. La infección puede tener un curso agudo/subagudo (forma juvenil) o crónico (adulto); este último es el de mayor frecuencia (hasta 90%). La forma juvenil se observa en menores de 30 años, tiene igual distribución en ambos sexos y así como en pacientes inmunocomprometidos, suele conllevar un compromiso sistémico, de rápida evolución y mayor morbimortalidad. Suele presentarse como un síndrome febril prolongado, con adelgazamiento marcado, linfadenopatías generalizadas, hepatoesplenomegalia y lesiones de piel polimórficas (2,7).

En la forma crónica, las manifestaciones son diversas e inespecíficas, y predomina la afectación pulmonar (50-100%). Puede generar disnea, tos seca o productiva, hemoptisis y síntomas de infección sistémica como fiebre, astenia y adelgazamiento (7), que fue la forma de presentación en este caso, en el primer contacto médico.

En segundo lugar, se afecta la mucosa bucofaríngea (50-80%). Se describen hallazgos característicos como la “boca de tapir” (macroqueilia, aumento de volumen y deformación de la zona centrofacial) y estomatitis moriforme (lesiones ulceradas, múltiples, de contornos y bordes irregulares con puntos hemorrágicos) (2,3,7). En este caso, la lesión gingival fue fuertemente orientadora.

La afección ganglionar se describe con adenomegalias induradas y dolorosas, superficiales o profundas. También puede haber afectación osteoarticular, renal, pancreática, esofágica y del sistema nervioso central, hallazgos no presentes en este caso.

Coincidiendo con la forma de presentación descrita, el compromiso gastrointestinal está presente en 10-30% de los casos y se caracteriza por síntomas inespecíficos como dolor abdominal, intolerancia digestiva alta, constipación y diarrea. El compromiso genital y anorrectal es raro (2,3,7).

La severidad en la forma crónica puede clasificarse en leve, moderada y grave según las manifestaciones clínicas y la magnitud del compromiso sistémico (8). El caso analizado se califica como moderado/severo, dado que presenta compromiso multiorgánico y marcado descenso ponderal.

Los principales factores predisponentes son: inmunosupresión, desnutrición, factores hormonales y residencia o viaje a áreas endémicas. No se ha descrito la transmisión interhumana. En zonas endémicas, tiene mayor relación con pacientes inmunocomprometidos y suele afectar a personas más jóvenes, lo que conlleva mayor gravedad (2).

Los datos de laboratorio son inespecíficos, y puede observarse VES elevada, leucocitosis con eosinofilia, anemia, hipoalbuminemia e hipergammaglobulinemia (9).

La imagenología suele ser inespecífica y variada, y no obedece a un patrón radiológico definido. Los hallazgos fueron los que habitualmente se describen en la literatura.

En la radiografía de tórax se observa compromiso intersticio-alveolar bilateral en el 65-70% de los casos, o micronodular, en el 25%. En menor proporción, pueden verse imágenes cavitadas, enfisema, adenopatías hiliares o fibrosis. Las formas crónicas suelen tener predilección por las zonas en declive y posteriores del pulmón, y se describe fibrosis intersticial hasta en el 50% de los casos. En la tomografía de tórax pueden verse alteraciones similares, con compromiso intersticial difuso, lesiones mixtas nodulares que pueden estar cavitadas y alveolares. El patrón en “vidrio esmerilado” es el hallazgo tomográfico más frecuente y puede estar presente el signo de “halo invertido”, compartido con otras micosis (10). Como en el caso analizado, puede haber una disociación clínico-radiológica, con hallazgos imagenológicos de jerarquía.

Puede verse compromiso ulcerativo de la mucosa digestiva, principalmente en los sectores con mayor tejido linfoide, como el íleon terminal, el apéndice y el hemicolon derecho, tal como se observó en este caso (11).

El diagnóstico se concreta con estudio micológico de las lesiones (estudio directo y cultivos), anatomía patológica de las muestras biológicas y serologías (2).

En el examen micológico directo pueden observarse levaduras de 10-60 µm de diámetro, con doble contorno y gemación múltiple, que adoptan una disposición característica en “rueda de timón” u “orejas de Mickey Mouse”. Los cultivos se realizan en medio de agar Sabouraud o agar chocolate; de crecimiento lento, las colonias suelen desarrollarse en 1-3 meses (2,3). En este caso, se objetivó el desarrollo aproximadamente a los 60 días.

El estudio histopatológico de las lesiones mucocutáneas permite evidenciar una mezcla de reacción inflamatoria aguda y crónica granulomatosa de tipo tuberculoide, con agrupado de células plasmáticas gigantes de tipo Langerhans, polimorfonucleares, linfocitos, histiocitos y zonas de fibrosis y necrosis (2,3).

En Uruguay se realizan estudios serológicos como la doble difusión en agar, técnica altamente sensible y específica (80 y 90%, respectivamente), no aplicada en el caso actual. Existen otras técnicas con sensibilidades cercanas al 100% que no están disponibles en nuestro medio, como fijación del complemento, inmunodifusión y contrainmunoelectroforesis. Los análisis de biología molecular suelen reservarse para estudios epidemiológicos.

En este paciente, la sospecha diagnóstica se confirmó mediante la demostración de P. brasiliensis en biopsias gingival y de mucosa colónica, con obtención de cultivos del agente.

Los diagnósticos diferenciales van a depender de la forma de presentación. En cuanto al compromiso respiratorio, se deben descartar tuberculosis y otras micosis profundas como histoplasmosis y coccidioidomicosis. Teniendo como base la afectación granulomatosa crónica, debemos descartar posibles etiologías no infecciosas como la sarcoidosis.

En cuanto a las complicaciones, puede haber insuficiencia suprarrenal primaria hasta en el 3% de los pacientes, la cual se descartó en este usuario con un cortisol aleatorizado normal. También se describen sobreinfecciones bacterianas, micóticas, estenosis de la vía aérea por fibrosis cicatrizal y, de no mediar tratamiento, compromiso fibrótico intersticial pulmonar (12).

El tratamiento debe individualizarse según, fundamentalmente, la severidad de la enfermedad. La forma subclínica suele ser autolimitada y de resolución espontánea. En los demás casos, la terapia antimicótica debe ser prolongada, con un mínimo de 6-12 meses. El itraconazol es la primera opción en las formas leve y moderada (100-200 mg diarios). La trimetoprima/sulfametoxazol y otros azoles pueden considerarse como alternativas. La anfotericina B se reserva para las formas graves (12).

El tratamiento debería mantenerse hasta obtener la estabilidad clínico-radiológica y un estudio serológico negativo. Se han observado recidivas luego de tratamientos óptimos prolongados (12).

En cuanto al seguimiento, puede apreciarse una mejoría de las lesiones orales a partir de la semana de tratamiento y de las lesiones pulmonares en los primeros seis meses (8). Actualmente el paciente mantiene estabilidad ponderal y se encuentra asintomático y con franca mejoría desde el punto de vista respiratorio, digestivo, suprarrenal y sin lesiones bucofaríngeas.

En cuanto al pronóstico, en las formas subclínicas la enfermedad es benigna, con una alta tasa de curación. En la enfermedad crónica con compromiso pulmonar y afectación mucocutánea, el pronóstico es bueno si el tratamiento es oportuno. En un gran número de casos el diagnóstico etiológico se confirma luego de la diseminación hematógena, lo que puede ensombrecer el pronóstico (2,12).

 

 

Conclusiones

 

Las micosis profundas deben tenerse en cuenta en el contexto de una enfermedad granulomatosa diseminada, y Paracoccidioides brasiliensis debe ser un agente por considerar cuando existe el antecedente laboral en un entorno epidemiológico favorable.

En Uruguay son infrecuentes los casos de paracoccidioidomicosis, por lo que ante la sospecha clínica debemos avanzar en los estudios para confirmar el diagnóstico etiológico e iniciar un tratamiento oportuno a fin de evitar secuelas graves.

Dado que se describen las recaídas a pesar de un tratamiento óptimo prolongado y respuesta terapéutica favorable, es de especial importancia el seguimiento de este tipo de pacientes.

 

 

Agradecimientos

 

A los Dres. L. Araújo, D. Lamarca y G. Echenique, por su valiosa participación en el abordaje del estudio, tratamiento y seguimiento de nuestro paciente. A la Dra. L. Dotti, quien contribuyó con la obtención de las muestras biópsicas que permitieron los estudios micológicos. A las Dras. E. Cabeza y L. Dalcín, integrantes del Servicio de Parasitología y Micología del Instituto de Higiene, por su colaboración en el análisis y descripción de los hallazgos microbiológicos que confirmaron el diagnóstico etiológico.

 

 

Referencias bibliográficas

 

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3.   Bonifaz Trujillo A. Capítulo 21: Paracoccidioidomicosis. En: De León Fraga J, editor. Micología médica básica, 5.ª ed. México: McGraw-Hill Education, 2015

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8.   Aparecida Shikanai-Yasuda M, et al. Brazilian guidelines for the clinical management of paracoccidioidomycosis. Rev Soc Bras Med Trop 2017;50:715-40

9.   Sánchez-Saldaña L, Cabanillas-Becerra J. Infecciones micóticas sistémicas o profundas: coccidioidomicosis. Dermatol Perú 2010;20:198-206

10. Rosa M, Vargas I, Candeas A, et al. Imaging paracoccidioidomycosis: A pictorial review from head to toe. European Journal of Radiology 2018;103:147-62

11. García MF, Obeid JA, Brosutti OD, et al. Intestinal perforation due to paracoccidioidomycosis: An uncommon cause. a case report and review of the literature. Acta Gastroenterologica Latinoamericana 2021;51:450-6

12. Nucci M, Colombo AL. Treatment of paracoccidioidomycosis. En: UpToDate, Kauffman CA (ed.), UpToDate, Bogodorodskaya M. (Último acceso: 7 de octubre de 2024.). Disponible en: www.uptodate.com